El Estadio Metropolitano de Barranquilla evidenció que se pueden realizar grandes acontecimientos sin perjudicar su objetivo principal, el fútbol.
Después del grandioso concierto de Shakira, la residencia de la Selección Colombia se mantuvo en óptimas condiciones, con su campo de juego intacto y preparado para cualquier evento deportivo.
Esto difiere de lo sucedido en otros lugares del país, como el Atanasio Girardot de Medellín, donde varias veces se ha observado un impacto notable en el césped tras sucesos de gran magnitud.
El éxito en Barranquilla se basó en una organización detallada y en el respeto por la preservación del campo de juego. Desde la distribución del escenario hasta su desmontaje, se implementaron acciones para salvaguardar el pasto, previniendo los perjuicios habituales que generan este tipo de eventos.
Además, la gestión del estadio estableció que el fútbol es primordial, asegurando que la Selección y los equipos que se enfrentan a él cuenten con un campo en condiciones ideales.
Este caso deja un mensaje importante para otros estadios del país, es posible combinar la música y el deporte sin sacrificar la calidad del gramado.
Con una logística adecuada y una gestión comprometida, se pueden evitar los problemas que han afectado a escenarios como el Atanasio Girardot, donde el césped ha quedado manchado y deteriorado en repetidas ocasiones. El Metropolitano de Barranquilla, una vez más, demuestra porque es un referente en la organización de eventos sin descuidar su función principal.