Muchos cabos sueltos todavía rodean el caso de un presunto secuestro que se produjo la tarde del pasado sábado en el hotel Ecohabs Bamboo, dentro del Parque Tayrona en Santa Marta.
Lo anterior, ha generado versiones encontradas entre las autoridades y los trabajadores del lugar.
Mientras la Alcaldía de Santa Marta insiste en que no hubo secuestro, los empleados denuncian que sí fueron víctimas de una retención violenta por parte de grupo armado.
Según el comunicado firmado por trabajadores, un grupo de 18 hombres encapuchados irrumpió en el hotel y obligó a los empleados a salir con el rostro cubierto, los subió a camionetas polarizadas y los llevó a una zona montañosa.
Allí, el propietario del hotel, Augusto Rico, fue presuntamente forzado a firmar documentos en blanco bajo amenaza, en lo que describen como un intento de despojo.
Se indicó que tanto Rico como sus empleados, negaron el secuestro cuando fueron entrevistados por la Policía. Incluso, se hizo un llamado a los medios para “no generar miedo innecesario”.
Reacción de lideres
El defensor de derechos humanos José Humberto Torres criticó esta postura: “Privar de la libertad a una persona con fines extorsivos es secuestro. Las autoridades deben estar del lado de las víctimas”.
Lo que no concuerda
Hasta el momento, el hotel no ha emitido un pronunciamiento oficial como empresa, y solo ha circulado el comunicado de sus empleados. Incluso, el afectado directo que es Augusto Rico, según se conoció, no ha interpuesto una denuncia formal ante los órganos judiciales sobre lo ocurrido.
En ese sentido, nace un interrogante que aún no tiene respuesta : ¿Porqué no habló el propietario del hotel? ¿Porqué se expusieron de esa manera tan arriesgada los trabajadores en vez de hacerlo el señor Rico, quien fue que sufrió las intimidaciones y la presión de la firma de los documentos?
El relato de los testimonios
Lo cierto es que los testimonios de las presuntas víctimas posiblemente coinciden y relatan una experiencia traumática. Si no fue un secuestro, ¿cómo se explican las amenazas, los traslados forzados, las firmas bajo presión y el miedo visible en los trabajadores?
Con versiones tan opuestas y confusas queda abierta una pregunta clave: Qué pasó realmente en Tayron ¿En realidad fue un secuestro o se está intentando suavizar un hecho grave? Por ahora, el caso exige una investigación seria y transparente.